LA PSICOLOGÍA HUMANISTA. CARL ROGERS.
La propia vida de Carl Rogers refleja uno de los principios más conocidos de su teoría: la actualización y ese esfuerzo continuo por realizarnos, por encontrar poco a poco aquello que nos define en una búsqueda continua por alcanzar nuestras metas. Él mismo, y por curioso que parezca, empezó orientando su carrera hacia un ámbito muy distinto al de la psicología: la ciencia agraria.
Más tarde, se interesó por el estudio de las religiones, orientales y occidentales, después se graduó en historia y en teología, pero a continuación, se sintió atraído por el mundo de la psicopedagogía y en ese complejo proceso mediante el cual, nos convertimos en lo que somos. Fue entonces cuando conoció las teorías de uno de sus héroes personales,John Dewey, quien le enseñó que la educación no debía basarse solo en un proceso intelectual, sino también en una apertura a la experiencia.
Así, e influenciado también por el existencialismo, empezó a publicar libros, estudios y trabajos hasta obtener una cátedra en psicología clínica. No tardó tampoco en convertirse en la piedra angular de la psicología humanista gracias a su terapia centrada en el cliente. Atrás quedaba para él la figura del “paciente” como ser pasivo, ahora teníamos a alguien capaz de convertirse en un experto en su propia trayectoria y crecimiento personal.
En la psicología humanista de Carl Rogers apareció por primera vez el término “cliente” por una razón muy clara: porque de este modo enfatizaba la relación de igual a igual con el terapeuta (a diferencia del psicoanálisis). Quería demostrar así la confianza absoluta en el ser humano en su transformación positiva, en su capacidad para hallar fortalezas, derribar mecanismos de defensa y dar forma a ese impulso vital con el que realizarse a sí mismo.
Claves de la psicología humanista de Carl Rogers
Hay una pregunta que todos nos habremos hecho en alguna ocasión: “¿por qué me está pasando todo esto a mí?”. La psicología humanista de Carl Rogers lo que haría en primer lugar es empatizar con nosotros de una forma genuina, conectar con ese cliente para preocuparse por la situación por la que está pasando. Es un encuentro entre un ser humano y otro unidos por un objetivo en común: explorar nuestro auténtico “yo” para que podamos tomar decisiones más satisfactorias.
La necesidad de desarrollar una personalidad funcional
- Todos nosotros tenemos a nuestro alcance la posibilidad de alcanzar nuestras metas, de hallar el bienestar y de desarrollar nuestro máximo potencial. No obstante, Rogers señalaba que las personas vemos esto como un ideal o como una entelequia poco factible. El bienestar más que un objetivo es un proceso continuado en el que debemos invertir esfuerzos en el aquí y ahora.
- Para desarrollar una personalidad plenamente funcional debemos estar abiertos a la experiencia, aceptando no solo las emociones positivas, sino asumiendo a su vez las negativas sin huir de ellas.
- Debemos dar significado a nuestra existencia. Somos responsables de nosotros mismos, por tanto es necesario hacer uso de una actitud más activa, receptiva y creativa para que hallar un sentido satisfactorio a nuestra realidad.
- Asimismo, otro elemento clave de la psicología humanista de Carl Rogers es la auto-confianza. Este bien preciado está a menudo en peligro de extinción en nuestra personalidad. Debemos por tanto aprender a confiar en el propio criterio y en atrevernos a tomar decisiones más valientes y menos vinculadas a lo que digan o piensen los demás.
- Los instantes de crisis son instantes para atisbar, intuir y dar paso a nuevas oportunidades. Un principio sin duda también esencial para nuestro crecimiento personal.
Por último y para concluir, hay un aspecto que sin duda es interesante tener en cuenta para comprender mucho más la psicología humanista de Carl Rogers. Lo que lo diferenció siempre del resto de terapeutas y lo que le valió ser a su vez uno de los psicólogos más influyentes, es que él optó siempre por centrarse en la persona y no en el problema.
Era el hombre que miraba a sus clientes desde la autenticidad, sin caer en juicios, sin dirigirlos hacia una estrategia u otra y sin hacer uso de la confrontación. El objetivo de su terapia era escuchar, facilitar el reconocimiento de las emociones y ayudar a la definición de la propia personalidad… De ahí, que muchas de sus estrategias no aparezcan en los manuales, no hacía uso de una metodología clara pero su enfoque psicológico sigue siendo a día de hoy una de las mejores estrategias para los procesos de trauma o de problemas de apego.
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